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Con alma de viajero, la mirada de Bosman es desde el pasado, el presente y el futuro. Su inquietud generosa por el histrionismo de los personajes e interés por el relato ceden ante las turbulentas pinceladas. Sabes que algo pasó, está pasando o va a pasar. El misterio en su obra es la autonomía con la que pinta. En ocasiones él se coloca como un espectador en silencio, cuya mirada se enfoca en un lugar específico dentro de la composición. La forma es investigada en serie, en relación estrecha con la memoria que la cobija y la mantiene viva.
Si bien Bosman es un artista de escuela, conocedor exquisito de la técnica, durante su trayectoria no se ha enfocado en crear fórmulas “cómodas” de creación, se aleja de los estereotipos cotizados del mercado y atraviesa la sutil puerta del cambio constante. Es un explorador. Atisba la nota curiosa sobre lo distinto, cambia de un tema a otro sin dejarse manipular por lo que está a la moda. Es un artista que asume con entera magnificencia el valor de la libertad creativa.
En 1994 recibió la beca Guggenheim y gran parte de sus obras forman parte de importantes colecciones públicas como la del Museo de Arte Moderno de Nueva York, El Metropolitan Museum of Art, New York, Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles, Museo Tamayo, Ciudad de México, entre otros. Dentro de sus exhibiciones recientes destacan "The American Dream, pop to the present'', ``The British Museum”, London, 2017 y "Crazy Cats", Elizabeth Harris Gallery, New York, 2018.
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